Técnicas de Meditación
La meditación es un sendero que la persona abre para sí misma mientras trata de llegar más allá de las limitaciones de la mente. Meher Baba
Existen en el mercado, en las librerías especializadas, muchos trabajos que tratan este tema y proponen técnicas específicas de meditación. Estos trabajos pueden ser libros, videos o cassettes, que dirigen y ayudan el aprendizaje.
Estas técnicas van desde contar las propias respiraciones hasta por ejemplo, cantar un mantra o bailar. Os invito pues a investigar y encontrar las que mejor os les parezcan a vosotros
Por mi parte os voy a resumir unos ejercicios básicos. Es importante haber estudiado los puntos anteriores del tema.
a) Práctica de la meditación como ejercicio.
Elige una postura.
Efectúa unas respiraciones algo más profundas y completas de lo habitual y toma consciencia clara de ti mismo/a en los niveles físico, emocional. Constata que te encuentras en un estado tranquilidad, cordialidad y amor suave.
Pasa luego al nivel de la mente y date cuenta de que estás mirando la mente, que está aquí presente tranquila, serena, despierta, pero sin estar pendiente de ningún objeto.
Dedica un tiempo a sentir cómo se produce en ti mismo/a el automatismo natural de la respiración. Toma clara consciencia de ti misma, que estás presente y sintiendo tu propia respiración. Esto intentarlo hasta que notes una verdadera paz, cómo tu consciencia se va ahondando.
Entonces debes mantener esa consciencia de ti mismo/a, sin mirar nada, sintiendo el silencio. Las zonas principales donde se debe sentir este silencio son alrededor de la cabeza, dentro de la cabeza y dentro del pecho.
No se busca nada. Se trata simplemente de que estés presente, sin confundirte con nada, sin apoyarte en nada. En todo caso, "buscar" esa Realidad que intuyes com única. No pierdas la consciencia, manténte muy despierta.
Para salir de la práctica hazlo de manera gradual, suavemente y sin brusquedades.
Cuando consigues un grado de meditación y de silencio la recuerdas como la experiencia más satisfactoria que has tenido jamás. Y el eco de esa experiencia se mantiene, aunque luego se disuelve hasta casi perderse, por la dispersión habitual con que vivimos lo exterior. Pero, a base de hacer este trabajo con regularidad, todos los días, se va consiguiendo mantener ese punto de conciencia profunda y de paz a lo largo de todo el día, mientras hay actividad.
b) Práctica de la meditación en la vida diaria.
Otra forma de meditar, de entrar en el silencio, es a través de la actividad. Por su puesto, es conveniente que la persona haya practicado el silencio como lo he explicado anteriormente.
La meditación en la acción es el silencio profundo de la consciencia. Es lo que en el Taoísmo se llama wu wei (no acción): hacer sin hacer. Hacemos sin hacer cuando no es nuestro "yo" el que hace. Por ejemplo: vamos por la calle y de pronto vemos a alguien que está a punto de caerse, nos lanzamos y le ayudamos para que no se caiga. Se trata de un acto impensado, espontáneo. En este caso hemos hecho, pero no ha sido nuestro "yo" personal el que ha decidido hacer eso. Ha sido la situación que nos lo ha exigido. Igual que en otro momento saltaremos para evitar un peligro, o nos apartaremos frente a un vehículo. En nosotros existe una inteligencia que nos hace vivir.
Es esta realidad profunda que se expresa a través de cada cosa que existe, por lo tanto a través de nuestro cuerpo, de nuestra inteligencia, a través de todo.
Pero, dentro de ese funcionamiento inteligentemente automático, aparece la idea de sentirnos los autores, los poseedores, los dueños de muchas de las cosas que nos ocurren en el vivir. Nos viene una idea luminosa, y de inmediato nos posesionamos de ella y decimos ¡qué inteligente que soy! ¡Qué importante que soy, que he conseguido esto! Pues bien, esta función del "yo" personal, que está actuando siempre en muestra vida diaria, es la que debemos aprender a silenciar. Es decir, que debemos vivir muy despiertos/as muy presentes, en toda situación pero con un silencio completo de nuestra mente.
Entonces descubriremos que la vida sigue exactamente igual, que podemos seguir haciendo las mismas cosas que nos son pedidas a cada momento, por estímulos externos o internos, pero sin necesidad de atribuírnoslo a nosotros mismo, sin necesidad de juicios o comparación. Es un aprender a vivir en el silencio, en el silencio de nuestra mente,d e nuestro "yo". Esta es la forma de aplicar la meditación y el silencio a nuestra vida activa. Cuando lo hacemos así descubrimos que estamos en movimiento en la medida en que hay movimiento; cuando éste deja de existir, porque se ha completado la acción, permanece en nosotros una quietud total, lúcida. Y, tanto en el movimiento com en su cese, en nosotros persiste una conciencia profunda de paz, de fuerza, de silencio, de presencia de Dios.
Es cuando nuestra mente está constantemente pensando al servicio de nuestro ego ciando no nos enteramos de nada de estas cosas. Pero cuando aprendemos a vivir presentes, con la mente en silencio, descubrimos permanentemente esta presencia detrás de todo. Y la acción no es obstáculo para vivir esta presencia, porque vivimos esta misma acción como expresión de la presencia, es un modo activo de la presencia. Esto es realmente vivir en meditación y en silencio, vivir en plenitud. El silencio y la plenitud son sinónimos, porque tanto uno como otra implican no apoyarse en aspectos, modos o formas de la realidad: La plenitud es un concepto que implica todas.
La característica de este vivir en silencio es que la acción es siempre nueva, espontánea. Porque no se apoya mecánicamente en el precedente, en la memoria. Es cuando mejor surgen las cosas, tanto las de nivel físico como las intelectuales. Los que practican yudo, en sus niveles superiores, explican a veces cómo, en el momento en que viven la lucha en este estado interior, (que es el verdadero objetivo del yudo) ocurre algo totalmente inexplicable desde el punto de vista técnico: que se producen entonces las llaves y contra-llaves más extraordinarias, algo totalmente irrepetible a voluntad. Es la genialidad, porque la acción está en ese momento dirigida por la inteligencia más grande y más creativa. Y esto ocurre en todos los aspectos de la vida.
Pero al mismo tiempo que hay esa extraordinaria eficacia, cuando la acción se termina, lo hace en todos los aspectos. Queda entonces en nosotros el silencio interior y el estado de meditación. La acción no deja residuo. En cada instante, cada acción es algo completo en sí misma. No nos quedamos pensando en lo que hemos hecho o lo que hemos dejado de hacer. No hay aquí ese eco de cosa inacabada, que es lo normal que ocurra en nuestro modo de vivir. Cada instante es una situación plena, completa, y lo es tanto en el momento de hacer como en el silencio o vacío que sigue a continuación.
Las palabras son muy pobres para describir este modo de vida, y cada uno/a debe descubrirlo por si mismo/a. Pero, de hecho, este es el paso más elevado que existe dentro de nuestra experiencia actual sobre los niveles de creatividad o capacidad de cambio, renovación que existe en nosotros.
EJERCICIO DE RELAJACIÓN
Un sencillo ejercicio para ayudarte a relajarte después del trabajo, algún acontecimiento estresante, etc.
Esto es lo que debes hacer:
Ponte ropa muy cómoda y descálzate.
Deshazte de todas la joyas y si llevas el pelo recogido suéltalo. Después y muy suave haz unos cuantos movimientos giratorios lentos con los pies, con las manos y con la cabeza.
Ten especial cuidado con la cabeza y si tienes problemas cervicales no lo hagas. Y a la vez que los haces ve respirando profundamente.
Después túmbate en la cama, el sofá, una tumbona, ... y apaga la luz.
Si quieres puedes tener una luz blanca encendida y música relajante puesta.
Ten todo el cuerpo estirado boca arriba y lo más cómodo posible.
Respira despacio, pero a gusto.
Entonces empieza a imaginar un cielo azul maravilloso, sin una nube.
Durante un ratito recuerda el olor y sensación del aire cuando el cielo estas despejado. Recuerda lo a gusto que te sientes ante un día así.
Después a ese cielo dibújale en la mente un inmenso y profundo océano azul.
Observa detenidamente que está en calma y que puedes oír las suaves olas.
Siente la profundidad y serenidad de ese mar durante otro ratito.
Después a ese cielo maravilloso y a ese sereno y profundo mar dele un bello sol amaneciendo.
Inúndate de la sensación de frescura y renovación que nos transmite el amanecer todos y cada uno de los días de nuestra vida.
Por último introdúcete a ti en la imagen encima de una verde hierba. Siente el frescor y relajación que te transmite y disfruta de ella otro ratito.
Para finalizar hazte con una visualización del conjunto y durante varios minutos disfruta de la serenidad que te aporta hasta que te sientas completamente relajado.
RELAJA CUERPO Y MENTE
Este es un sencillo ejercicio que recoge de alguna manera los principios del Thai Chi.
Es muy fácil de hacer y se puede realizar a cualquier hora del día, preferentemente cuando estás muy estresado o no puedas deshacerte de determinado pensamiento.
La idea general será dejar que el cuerpo fluya y se mueva al son de la música.
Para ello necesitaras una o varias canciones de música clásica o música New Age, que no sean estridentes ni te alteren, sino que sean básicamente sedantes.
Te recomendamos las melodías con instrumentos de viento y cuerdas, sonidos de la naturaleza, voces relajantes, ...
El ejercicio consta de los siguientes pasos:
Realiza el ejercicio en una habitación a oscuras o semioscuras y enciende la música que has escogido al respecto, de manera que el volumen esté a tu gusto.
No tengas miedo de poner el volumen alto si ves que te lo "pide" el cuerpo.
Comienza el baile de pies, con los brazos a lo largo del cuerpo.
Durante unos instantes, sólo escucha la música, no te muevas. Respira profundamente tres veces, a ser posible como la parte final del ejercicio controlando la respiración. Después comienza a mover los pies al son de la música, como tú quieras.
Ten presente que debes moverlos como el cuerpo te "pida", así que no te límites ni tengas vergüenza de nada.
Mantén dicho movimiento durante unos minutos.
A continuación dele al movimiento de los pies, el de las piernas.
Muévelas como quieras, lo importante es que te sientas totalmente libre, así que no te preocupes por hacer movimientos rítmicos o estáticos.
Haz lo que te salga de dentro al escuchar la música.
Muévete durante unos minutos.
Pasado un ratito dele al movimiento las caderas, la cintura el abdomen y la parte de abajo de la espalda.
Baila relajado dejando que sea tu cuerpo el que lleve el ritmo y los movimientos.
Tú no tienes que pensar nada.
Disfruta así durante unos minutos.
Después dele a las partes del cuerpo que ya estas moviendo, el tronco de tu cuerpo. No dudes en realizar los movimientos que surjan y tomate unos instantes para disfrutarlo.
A continuación, ya estás preparado para mover con las partes del cuerpo que ya estas moviendo, los brazos y las manos.
Se original, no te quedes en convencionalismos, escucha a tu gula interior y deja que te muestre como debe de ser el baile que estás haciendo.
Sigue todas las indicaciones que te dé, sin vergüenza. Libera tu cuerpo y tu mente. Por fin ya estás en disposición también de introducir movimiento con tu cuello y cabeza en el baile.
Ahora ya todo tu cuerpo ha de moverse liberándose de cualquier limitación. Mantén el baile durante varios minutos.
¡Disfruta de tu cuerpo! Para finalizar, comienza a levantar brazos y manos lentamente hacia arriba; mientras vas balanceándote a un lado y al otro como si fueras un árbol a merced del viento.
Deja que el balanceo siga el ritmo que ha escogido tu cuerpo para la música que estas escuchando.
Y después de varios minutos, ve bajando de nuevo los brazos hasta poner la posición inicial del baile.
Así terminas como empezaste: escuchando sin moverte unos minutos de la música. Después ya puedes encender la luz.
Comprobaros que te encuentras mucho mejor y más relajado. Sin duda es un ejercicio muy eficaz que solo requiere un poco de práctica. Cuanto más lo practiques mejor serán los resultados.